miércoles, 14 de diciembre de 2016

Lexnet Justicia, no con Linux.

Desgraciadamente, se han confirmado mis peores temores respecto de Lexnet Justicia y Linux. Después del comunicado en el que se informaba que Lexnet Abogacía estaba condenado a desaparecer, y en el que se instaba a pasar a la plataforma del Ministerio, la pregunta que surgió fue si habría problemas, y la respuesta es finalmente que sí, que todos los del mundo.

Para resumir, y para no aburrir al personal, el resumen es que he podido acceder con Linux a Lexnet Justicia con un certificado digital de la FNMT (certificado software instalado en el navegador), con el DNI electrónico y con el carné ACA, pero no se puede ni recibir notificaciones ni presentar escritos. Si se intenta hacer cualquiera de las dos cosas, el resultado es un lamentable error informando de que la tarjeta no tiene certificados válidos (sí los tiene para acceder pero no para recibir ni enviar notificaciones, el colmo del absurdo).

Pensé que era problema de la firma ACA, pero el soporte técnico del Consejo General de la Abogacía Española se ha mantenido fiel a su estilo: incapaz de solucionar nada y echando la culpa al Ministerio. Total, qué más da ya, si el barco se está hundiendo. "Que se jodan", como dijo una que todos recordamos.

El soporte técnico del Ministerio, mucho más voluntarioso pero igual de eficaz, se mostró diligente y dispuesto a ayudar hasta que se le acabaron las respuestas del manual. A partir de ahí, pidió el envío de los logs de las aplicaciones java del sistema y, una vez remitidos, nunca más se supo.

Después de numerosas pruebas, en mi opinión, el problema reside en el módulo WebSigner que Lexnet utiliza para firmar documentos y recibir las notificaciones. Por algún motivo que se me escapa, no es capaz de leer las firmas digitales de la tarjeta.

La solución del problema, de momento, depende del Ministerio, pero ya podemos imaginar la molestia que se tomarán en arreglarlo. Tomamos nota del problema, y ya tal.

Mientras tanto, o bien se sigue utilizando Lexnet Abogacía hasta que muera, o se usa Lexnet Justicia con Windows virtualizado con VirtualBox. Es una vergüenza que se obligue a utilizar un determinado sistema operativo para trabajar. Ya puestos, ¿por qué no obligar a tener un coche de una determinada marca, o a tener un despacho profesional en una determinada calle? Mejor cierro la boca, que doy ideas, y ya tenemos bastante.

Por cierto. Informo que todas las pruebas las he hecho con la versión estable de Debian (Debian Jessie en estos momentos), que era lo que funcionaba con Lexnet Abogacía. Si alguien ha conseguido utilizar Lexnet Justicia con otra distribución, por favor que ilustre.

miércoles, 26 de octubre de 2016

R.I.P. Lexnet Abogacía.

El día 25 de octubre pudimos leer en la página oficial del Consejo General de la Abogacía Española que se ha acordado la transición de Lexnet Abogacía hacia la plataforma oficial del Ministerio de Justicia, es decir, que Lexnet Abogacía pasa oficialmente a estado terminal, y que dentro de unos pocos meses será desconectada definitivamente para que pase a mejor vida.

Y, la verdad, no resulta nada sorprendente. Siempre he sido de la opinión de que Lexnet Abogacía era innecesaria, que iba a rebufo de la aplicación oficial (recuérdese el famoso formulario de documentos adjuntos) y, además, pecaba de un servicio técnico realmente deficiente. Por otro lado, ya se notaba desde hace tiempo un cierto tufillo a cadáver cuando seguía manteniendo su compatibilidad sólo con Firefox 45.0.2, cuando dicho navegador ya va nada menos que por la versión 49.0.2, a día de hoy. La falta de adaptación y mantenimiento suelen ser muy malas señales.

El problema de todo esto no es la desaparición de la plataforma, sino la pérdida de tiempo que ha supuesto tanto en aprendizaje como en configuración y adaptación de equipos. Después de las peleas libradas para poder seguir trabajando usando Lexnet Abogacía, resulta ahora que se escupe sin más a todos sus usuarios a una plataforma que es totalmente diferente, que tiene otros requisitos distintos tanto de configuración como de firma, y que para más inri siempre ha estado ahí, de manera que cuesta mucho entender por qué no se ha trabajado con Lexnet Justicia desde un principio en lugar de dar el rodeo que se ha dado y, total, para perderse la mayoría de las veces.

Hay que reconocer que Lexnet Abogacía ha disfrutado del mérito de mejorar muy mucho el aspecto de Lexnet Justicia, de tener ventajas como la respuestas a las notificaciones con relleno automático de campos, o de la carpeta "Pendientes", tan útil; pero las ventajas se quedaban ahí, y no compensaba en ningún caso, a mi juicio, los retardos en las notificaciones (siempre llegan más tarde que a la plataforma del Ministerio) o los problemas de sincronización tan frecuentes.

Ahora toca nuevamente guerrear con el ordenador para, primero, configurar y adaptar nuestros sistemas a Lexnet Justicia y segundo, para lograr que funcione, que una cosa no va necesariamente con la otra, y mucho menos si encima existe a quien da por llevar la contraria al mundo usando Linux. De momento, a día de hoy, y después de numerosas pruebas, tan sólo he conseguido acceder a Lexnet Justicia con un carné ACA y con una firma de la FNMT, pero no he conseguido hacer gestiones como aceptar notificaciones o enviar documentos, obteniendo un error que dice que no hay firma válida en la tarjeta. Con un DNI electrónico tan sólo he conseguido que se cuelque, sin entrar siquiera en el sistema.

Sea como fuere, Lexnet Abogacía seguirá funcionando durante unos meses, o eso dicen, hasta su total desconexión. Mientras tanto, los usuarios de Linux volveremos a sacar las estampitas de nuestro santo favorito para restregarlo por el ordenador y por el lector de tarjetas, antes de cada prueba. A ver si pronto conseguimos que funcione.

sábado, 6 de agosto de 2016

Un pingüino en mi ordenador.

Utilizar linux como sistema operativo para uso personal ya es de por sí una prueba de resistencia y paciencia, pero si además uno ya se atreve a convertirlo en el sistema principal de trabajo, el asunto ya alcanza tintes heroicos, sobre todo cuando uno se enfrenta a la Administración Pública y a sus maravillosos programas de ayuda, generalmente "sólo para Windows", de lo que las administraciones autonómicas son reconocidos portaestandartes.

Pero lo que da realmente dolor de cabeza es buscar hardware compatible. Encontrar una impresora, una tarjeta wifi, un escáner o un ordenador que no dé problemas es una tarea que le arruga el escroto al mismísimo Hércules, y no pocas veces acaba en una lamentable rendición (sobre todo de los que se inician en el mundo de linux), volviendo al redil del omnipresente Windows.

Una buena forma de empezar si se está en la necesidad de comprar hardware compatible con linux es consultar la página http://www.linux-drivers.org/, donde se ofrecen tanto listas de dispositivos compatibles, como listas de compatibilidad con distribuciones concretas. No obstante, y como consejo rápido, en materia de impresoras y escáneres, y basándome en mi experiencia personal, yo siempre recomiendo marcas como Brother o HP (yo, personalmente, prefiero la primera), ya que ambas ofrecen controladores para linux que permiten utilizar sus dispositivos sin problema alguno.

Pero en esta ocasión, lo que me ha pasado es que he tenido que buscar un nuevo portátil, ya que mi indestructible y fiel Asus EeePC ya se quejaba lastimosamente al tener que trabajar con el glotón Firefox, y con el incalificable Java de Oracle; y tratándose de cuestiones laborales, era imperioso buscar un sustituto más acorde con los tiempos que corren. El objetivo en este caso era buscar un portátil especialmente diseñado para linux, de pequeño tamaño, que no se subiera mucho de precio, y sin Windows preinstalado, ya que no tenía intención de pagar una licencia de dicho sistema para simplemente hacerlo desaparecer del disco duro nada más desembalar el aparato. Y tampoco me quería meter en guerras con el vendedor sobre mi derecho a reembolso del precio de Windows que no uso, etc., etc., etc.

Buscando mucho, pero que mucho, mucho, he podido constatar que el panorama en España es desolador, y es prácticamente imposible comprar un portátil, digamos linux friendly, que no tenga Windows preinstalado. Las opciones se reducen básicamente a tres opciones:

- Mountain, quizás la opción más conocida, pero inviable por precio. Por lo general, esta casa se dedica a montar máquinas de alto rendimiento para juegos y funciones profesionales de diseño 3D y renderizado, y de ahí su precio, supongo que justificado; no sé. En cualquier caso, no es lo que buscaba.

- PCUbuntu, una tienda donde se venden ordenadores de diferentes marcas con Ubuntu preinstalado. Mucha mejor opción que la anterior si lo que se busca es un ordenador normalito. Según he podido entender, tiene además su propia marca (Tuxy), pero con poca variedad, por lo que he visto.

- Vant, marca de una empresa radicada en Valencia, que monta ordenadores con Ubuntu o Linux Mint preinstalados, y especialmente diseñados para utilizarse con Linux sin que den problemas, se use la distribución que se use. Esta opción me pareció, después de mucho buscar, la que más se adaptaba a lo que yo buscaba, por precio y variedad, y por tener portátiles tanto potentes como más comedidos, para un uso más personal o de oficina.

Si buscamos en el extranjero, las opciones se multiplican de forma bastante considerable, poniéndose de manifiesto una vez más que estamos a años luz de cualquier otro país medianamente avanzado tecnológicamente; pero, en mi opinión, no son opciones válidas porque, a pesar de servir incluso a España, el teclado de los equipos no viene en español. Señalan que sí se puede configurar el sistema operativo en nuestro idioma, como es normal, pero a mí no me vale, y es que la eñe es muy española, y mucho española, como para no tenerla en el teclado.

Probando Vant

En mi caso, el modelo elegido es un Vant Moove Mini, de 11,6", con Pentium N3710, con 8GB de RAM, y con 240 GB de disco duro SSD. El precio es, redondeando, 400 €, gastos de envío incluidos, precio imbatible con esa configuración. No he conseguido encontrar nada similar por ese precio en ninguna otra tienda o marca. He visto productos de Vant en Amazon, en Ebay e incluso en la propia PCUbuntu, pero decidí comprar en la tienda de su web porque me daba el precio más bajo de todas ellas.

Hay que decir que la página oficial de Vant me parece algo cutre, con un diseño anticuado, y con información muchas veces contradictoria, lo que denota que no revisan el contenido todo lo que deberían (por ejemplo, en algunos lugares se dice que el portátil monta el procesador N3700 y, en otros, el N3710). También hay información confusa sobre la garantía, ya que en algunos sitios se dice que durante los dos años de garantía no se paga nada, y en otros lugares de la web se dice que durante el segundo año de garantía el cliente se debe hacer cargo de los gastos de envío del equipo averiado al servicio técnico. Mediante llamada telefónica me confirman que la información correcta es esta segunda (es decir, que durante el segundo año no se cubren los gastos de envío al servicio técnico), lo que me ofrece serias dudas sobre su legalidad, teniendo en cuenta que el artículo 120.a) del Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras leyes complementarias, establece que las reparaciones por defectos de fabricación en período de garantía "serán gratuitas para el consumidor y usuario. Dicha gratuidad comprenderá los gastos necesarios realizados para subsanar la falta de conformidad de los productos con el contrato, especialmente los gastos de envío, así como los costes relacionados con la mano de obra y los materiales" .

A pesar de lo dicho, y dejando de lado lo de la garantía (aunque es algo en lo que hay que pensar a la hora de comprar, por lo conflictivo que puede resultar), el proceso de compra se ha hecho sin contratiempo alguno, con confirmación inmediata de la compra vía correo electrónico.

El envío es sorprendentemente rápido. Desde la fecha de pago, un día y medio, supongo que porque el pedido lo hice por la tarde, y en agosto tienen horario de verano sólo por las mañanas. El equipo viene muy bien embalado, en una caja con multitud de protecciones en pantalla, teclado, webcam, y con el portátil encajado en piezas de espuma que impiden que se mueva durante el viaje. Esa caja viene dentro de otra caja, la cual viene, a su vez, en una caja mayor, rellena de plástico que protege el equipo de golpes durante el transporte. En resumen, un empaquetado muy cuidado y que califico de sobresaliente.

En la caja hay una pegatina que ofrece nuevamente información contradictoria. Dice que monta Pentium N3700, pero cuando arranco con el Ubuntu que trae preinstalado, confirmo que monta el nuevo N3710.

El equipo es muy ligero (según el fabricante, 1,25 Kg. con batería), enteramente de plástico, pero con sensación de calidad. El teclado es cómodo, sólido y muy agradable al tacto, con buena respuesta, con teclas separadas entre ellas al estilo que ha puesto de moda Apple con sus MacBook. El equipo viene con una pantalla de 11,6", con una resolución máxima de 1366x768. Dispone de tres puertos USB (uno de ellos 3.0), bluetooth, lector multitarjetas, puerto ethernet, salidas VGA y HDMI, entrada para micrófono y salida para auriculares. Muy completo, la verdad. No viene con unidad DVD, sin duda por el tamaño del equipo, aunque creo también que ya es algo obsoleto que tiene las horas contadas.

El equipo trae también documentación con instrucciones, garantía (confirmado lo de los gastos de envío a costa del comprador durante el segundo año), dos CD con drivers, utilidades y manuales (uno de ellos para Windows 10), y un USB de 8 GB de recuperación, que permite reinstalar el ordenador con el sistema que traía de fábrica. No es una imagen de recuperación sino una distribución completa de Ubuntu 16.04 lo que, a mi juicio, es mucho mejor.

El ordenador es rapidísimo, y tanto los 8 GB de RAM como el disco SSD de 240 GB se hacen notar. No obstante, hay que tener en cuenta que no es un equipo pensado para grandes esfuerzos, como juegos. Está concebido como equipo para llevar encima, para trabajar o hacer tareas cotidianas, yendo más que sobrado para eso; pero si se le fuerza con juegos o con edición de vídeo, sin duda se vendrá abajo, porque no tiene procesador para ello.

Una vez que he comprobado que todo funciona correctamente, procedo a quitar Ubuntu e instalar Debian estable (Debian 8.5). Al arrancar desde el USB de instalación, me llevo la sorpresa de que para la tarjeta wifi y para el bluetooth necesita drivers no libres. No soy un talibán del software libre, pero me choca, y en cierto modo me disgusta, que un ordenador que se supone diseñado especialmente para linux no funcione con la imagen oficial de Debian, y necesite de controladores no libres. En el caso de Debian, se resuelve utilizando la imagen no oficial de instalación con soporte para firmware no libre que puede encontrarse aquí. En el caso de Ubuntu, Linux Mint o las distros más famosas no creo que haya problema porque suelen traer esos drivers en sus imágenes oficiales, pero lo que quieran instalar distribuciones enteramente libres como Trisquel tendrán presumiblemente problemas, y es más que probable que tengan que renunciar a algunas características, lo cual no veo bien, insisto, tratándose de un equipo que se vende como especialmente diseñado para Linux, y con una marca que pone como bandera la apuesta por el software libre.

Instalado Debian 8.5 con KDE el equipo se muestra estable y rápido. Mueve sin problemas el entorno gráfico y sólo ocasionalmente se pone en marcha el ventilador, silencioso aunque no totalmente, con un soplido ligeramente audible y que apenas se nota si se utiliza el ordenador en un ambiente con ruido de fondo, como puede ser una televisión. Este punto me preocupaba porque había leído opiniones que decían que parecía un fórmula 1, pero en mi caso no puedo decir que sea así. Si se le da un uso muy intensivo puede ser que el ventilador acabe haciendo ruido, como es comprensible, pero con un uso normal de navegación por internet o uso de ofimática yo no he notado ese inconveniente. También hay que tener en cuenta que hablamos de un equipo de 400 €, y que es eso lo que se compra. Quien quiera tecnología más vanguardista en ese sentido, que se compre un Macbook y que lo pague.

Conclusiones

Pienso que Vant ofrece un equipo básico, para hogar y oficina, más que decente a un precio insuperable. Además, teniendo en cuenta que el servicio de atención al cliente se ha comportado magníficamente (el primer modelo que recibí tenía la tarjeta wifi defectuosa y me lo cambiaron rápidamente por un equipo nuevo), sin duda recomiendo esta marca para todos aquéllos que buscan un ordenador decente, sin Windows, y a un precio razonable. Los únicos peros, en mi opinión, son una página web que pide a gritos una actualización, y unas condiciones de garantía postventa que deberían revisar, para evitar suspicacias y conflictos con los clientes.

jueves, 7 de enero de 2016

Guía de supervivencia para Lexnet en Linux.

A riesgo de ser cansino, dedico una entrada más a los problemas de Lexnet en Linux. Esto ya empieza a convertirse en una saga pero, al contrario que los capítulos de Star Wars posteriores a la trilogía original, en este caso sí que está justificado por la importancia de los contenidos y del sistema Lexnet en sí para profesionales del Derecho.

Ya en otras entradas (aquí y aquí) hablé de los problemas de las notificaciones recibidas, y ofrecí algunas posibles soluciones para salir del paso. Pero resulta que el 1 de enero de 2016 entró en vigor la normativa por la cual el uso de Lexnet para presentación de escritos y demandas se vuelve obligatorio para abogados y procuradores. Con el fin de facilitar esta tarea, el Consejo General de la Abogacía Española (en adelante, CGAE), ha creado la plataforma Lexnet Abogacía el cual, sorprendentemente, funciona aparentemente sin muchos problemas en Linux (sólo se habla de Ubuntu, pero doy fe de que funciona en Debian 8, actualmente la versión estable). Pero obsérvese que he escrito "aparentemente sin muchos problemas", lo cual significa que problemas, haylos, y no son baladíes, precisamente.

En primer lugar, y aunque en la página oficial ya no lo pone (debe darles vergüenza o algo así), es compatible también con Linux. Antes lo especificaba, pero ahora ya sólo ofrecen enlaces para guías de instalación en Windows y Mac. Y es que Linux es cosa de perroflautas muertos de hambre, y no de engominados palomos de traje y corbata. Aquí se puede encontrar una guía que algún pobre hombre del CGAE se ha currado, y que es bastante bueno. Seguir sus pasos es fundamental para poder usarlo.

Ahora bien, no sé si porque ha quedado desactualizado o porque su autor se ha muerto de pena y desánimo visto el apoyo que parece recibir, dichas instrucciones no garantizan el uso sin problemas de la plataforma. Es necesario hacer las siguientes puntualizaciones:

El sistema operativo.

Ya he dicho antes que Lexnet Abogacía funciona en Windows (a partir de Vista, según la ayuda), en Mac, a partir de la versión 10.7, y en Linux. Aunque sólo se habla de Ubuntu 14.04, yo lo he probado con éxito en Debian 8 (la versión estable en el momento de escribir esto). Desconozco si funciona en otras versiones más nuevas de Ubuntu o en otras distros.

Eso sí, el sistema operativo ha de ser, aunque parezca increíble, de 32 bits. Lexnet no rula en 64 bits (confirmado por el propio servicio técnico). En una época en que todos los ordenadores nuevos son ya de 64 bits, se me antoja triste que la única solución que se me ofreciera por el servicio técnico fuera que "me buscara un ordenador de 32 bits". Qué pena de país. Quien intente entrar en el sistema en 64 bits, tendrá como resultado este bonito mensaje:


Es decir: que en lugar de ser sinceros y decir que el sistema es una mierda y que nada de 64 bits, te dice que te han tangado con la tarjeta, y que no tiene firmas válidas. Y ahora vas y lo cascas, te cabreas y pones verde al pobre empleado que te activó la firma ACA, cuando no tiene culpa de nada. Y te puedes tirar dando vueltas de acá para allá un año entero, sin enterarte de la causa real de que falle el acceso al sistema

Sobrevivir a este problema pasa por dos soluciones: una, reinstalar el sistema operativo, sustituyendo el de 64 bits por uno de 32, algo que no aconsejo a nadie en absoluto; y dos, utilizar VirtualBox (bien el de la página oficial o el de los repositorios de la distro) para instalar un sistema de 32 bits dedicado sólo a usar Lexnet. Ésta última opción es, a mi juicio, la más sensata, a la espera de que algún alma caritativa decida adaptar el sistema a la tecnología del presente.

El navegador.

Lexnet funciona en Windows, Mac y Linux, pero sólo Firefox 41 es válido para cualquiera de los tres sistemas. Esto que podría ser bueno o, al menos, no malo, se convierte en una cagada si se piensa que, a fecha de esta entrada, Firefox ya va por la versión 43.0.4, lo que significa que Lexnet Abogacía requiere obligatoriamente un navegador anticuado y con agujeros de seguridad no parcheados. Muy mal. Además, resulta complicado descargarse esa versión específica de Firefox, ya que la página principal de Mozilla dirige, como es lógico, a la última versión publicada. Pero todo tiene solución, y desde este enlace se puede descargar la versión 41 para cualquier sistema operativo sin problemas, pero que no se olvide desactivar la actualización automática, porque si no se actualizará solo. Por cierto, para aquéllos que se lo pregunten, no vale Iceweasel.

Chrome sólo funciona, según la propia página del CGAE, con Windows, e Internet Explorer sólo funciona dependiendo del sistema y de la configuración que tenga. Vaya, que no usar Firefox es correr el riesgo de quebrarse el coco con problemas. Ah, y nada de Microsoft Edge, el navegador de Windows 10, al igual que el resto de navegadores (Opera, Safari, etc.). Esto último es especialmente preocupante teniendo en cuenta que Microsoft ha anunciado que, a partir del 12 de enero de 2016, dejará de dar soporte a Internet Explorer en sus versiones 8, 9 y 10.

Java.

Bueno, otro capítulo memorable. Nada de OpenJDK. Java de Oracle, hoygan, y de 32 bits, no lo olviden ustedes.

Firmas y certificados.

En la ayuda de instalación de Lexnet Abogacía en Linux se dan unos pasos imprescindibles para que funcione, pero aunque se sigan a rajatabla seguirá sin funcionar si no se instalan TODOS los certificados que aparecen en esta página. Si a alguien se le ocurre instalar sólo los certificados de la guía de instalación para Linux, simplemente no podrá entrar porque Java bloqueará los applets de acceso al sistema por falta de certificados confiables.

Adobe Acrobat Reader.

Hasta aquí, y a pesar de los peros, al menos confiábamos en poder usar Linux para trabajar con Lexnet. Pero he ahí que, cuando la fiesta parecía que salía bien, aparece el tonto de última hora para intentar estropearla.

Resulta que, para presentar escritos a través de Lexnet, es obligatorio presentar un "índice de presentación de escritos", cumplimentando un archivo PDF que se puede descargar aquí, gracias al CGAE.

Pero si intentamos abrir el archivo con un lector típico de Linux de PDF como Okular, Evince o Zathura, nos aparece esto:


Es decir: que sí o sí hay que utilizar Adobe Acrobat Reader para abrir el archivo. Si uno va a la página principal del programa y consulta los requisitos, se ve sin ninguna duda que Acrobat Reader sólo tiene versiones para Windows, Mac, iOS y Android. Nada de Linux.

Pero que no cunda el pánico. Al menos hoy aún se puede instalar Acrobat Reader en Linux, concretamente, en mi caso, en Debian 8 (estable). Lo primero es incluir el repositorio de deb-multimedia añadiendo la siguiente línea al archivo /etc/apt/sources.list (por supuesto, como root).

deb http://www.deb-multimedia.org jessie main non-free


Guardamos el archivo y actualizamos las fuentes ejecutando la siguiente orden:

apt-get update

Y cuando haya terminado, instalamos la firma del repositorio:

apt-get install deb-multimedia-keyring && apt-get update

Cuando haya finalizado, instalamos los siguientes paquetes:

apt-get install acroread acroread-plugins acroread-escript

 Y con esto, ya tenemos Acrobat Reader 9 instalado (en inglés, eso sí), pero plenamente capaz de leer el archivo PDF de marras.



Conclusión.

Después de todo, y a pesar de las dificultades, parece que quien quiera trabajar como abogado o procurador aún puede hacerlo con un sistema Linux. Cierto que son necesarias aplicaciones desactualizadas y, en algunos casos, también no libres, y que seguramente sean problemas del todo evitables si se hubieran hecho bien las cosas, pero lo importante es que funcione. Y, de momento, funciona. Crucemos los dedos y no lo digamos muy alto, no vaya a ser que lo estropeen aún más.